sábado, 13 de marzo de 2010

Una interpretación del aforismo 153 de Más allá del bien y del mal de Nietzsche.

[153

Lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal.]

 

1

Mencionemos antes de interpretarlo a nuestro discernimiento los errores más comunes para querer interpretar a Nietzsche:

Tratar de ver sistema o un libro en donde se exponga todo su pensamiento; no hay un sistema en Nietzsche, sin embargo, tampoco existen sólo fragmentos inconexos. Sus aforismos son ligeros, intentan sólo hacer visible en más de las veces un error del entendimiento; no por ello es falto de profundidad en su metodología genealógica: no es sólo ver el pathos oculto en el discurso u otras formas de la expresión humana en el más amplio sentido, es mostrarnos como animales profundamente fantasiosos, creativos: creamos y re-creamos nuestra realidad en último término.

 

2

No podemos dejar de querer, de proyectarnos hacia el mundo, la metodología genealógica sólo nos permite ver esas ascendientes. Es la denuncia misma de la imposibilidad de  la idealización, de creer en algo así como objetividad a ultranza; la denuncia es en pocas palabras pensar en una visión del mundo fuera de la humana, fuera de todo dogma. Es ver en el mundo, perspectivas.

 

Solamente mediante el olvido, de sabernos imposibilitados para la objetividad, para conocer la esencia última de las cosas, surge la verdad.

 

La verdad como olvido de nuestra perspectiva –la humana, un error gracias al cual se pude vivir sin sufrir, a ello les ayuda el olvido a los animales más endebles.

 

3

Debajo de todo saber se encubre recónditamente un sentimiento, dónde el saber, ese saber en específico, encuentra su trama, su tirano y su finalidad.

 

 

4

Ese sentimiento no desea ver las cosas o saber de ellas por simple curiosidad, la ciencia trata de conocer las cosas para dominarlas, para tratar de sacar provecho de ese saber. Nos vendimos la idea de que nuestro entendimiento puede cambiar la realidad y sus determinaciones –Unamuno ve en ello nuestro miedo a la muerte, no obstante se encuentra de igual forma nuestra ambición por tratar de escapar a la muerte -la búsqueda de un Nirvana del saber, escapar de nosotros; los hombres de rebaño, los muertos de alma, encontraran cualquier motivo para realizarlo (la razón de existir de tanto arte romántico y tanta iglesia).

 

5

Un saber abnegado quiere ocultase ese sentimiento, por tanto siempre buscara justificarse con otros argumentos a su favor.

 

6

Verdad y mentira sólo son relaciones –lógicas por supuesto- que no se encuentran en las cosas, el humano las ha colocado ahí, para ocultarse el sinsentido, para sentirse a salvo en un mundo manipulable.

 

7

La división cartesiana de mente-cuerpo es uno de los más groseros corolarios de nuestro sentimiento de superioridad frente a lo animal; distinguir la posibilidad de reducir lo mental a lo físico nos parece una grosería, reducir lo absurdo a lo racional es una molestia para lo humano; de ello se quiere llegar a la conclusión de un algo especial en lo humano, lo mental es tan especial a diferencia de todos los demás organismos faltos de ese proceso o facultad, que literalmente no queremos reducirlo o reducir eso hacia lo animal –a un proceso delimitado en un órgano, el cerebro.

 

8

Nuestra supuesta racionalidad podría interpretarse como un mal chiste de la naturaleza, mientras nos ayuda a subyugar a otros animales termina por aplastarnos con la mayor sutileza, con la mayor nimiedad; tanto deprimido en nuestra sociedad debería darnos un profundo asco, debería ser una cuestión de sanidad publica; bien pues eliminemos a los mal-logrados por nuestro amor a ellos. Nuestro más grande amor debe reflejarse como el árbol que crece al cielo: entre más profundo haciende, más encaja sus raíces al suelo, en lo pérfido y duro del ser. De la vida.

 

9

La razón nos hace miserables por antonomasia –no podemos eludir el pensar en nosotros mismos, asi hablan los mal-logrados. Por ello existirá siempre cualquier tipo o artimaña para alejarnos de nosotros –moda, partidos, política, entretenimiento, religión…

 

10

Si tenemos en mente, la falta de relaciones objetivas en la naturaleza, y con ello toda verdad no-humana o sobre-humana quedara puesta toda verdad o verdades en el hilo de la concepción humana, en sus relaciones, darnos cuenta de ello presupone entender en lo humano la construcción de esas relaciones. No hay blanco ni negro, solo hay un ojo posibilitado para verlo, un sujeto que nombra negro y blanco, pero todo ellos sobre la base de sus posibilidades, y porque no decirlo, de una ceguera para otras relaciones. Una equivocación en ello de mostraría como si el todo fuera necesario, fijo, pre-figurado; mas ello, no significa que en su miopía el pensador no pueda creer una gran armonía.

 

11

La moral como convención de bueno y malo, es la concatenación de nuestros supuestos, de nuestras percepciones, de nuestro blanco y negro. No es más, no puede ser más. Tratar de llegar a un punto en donde reconocemos estos elementos como puramente convencionales es salir de bueno y malo, es salir de la moralidad. Y por tanto un ir más allá de lo bueno y malo...

 

12

Salir de la moralidad es salir de relaciones como bueno-malo, verdadero-falso… No es superarlas, es ir más lejos de ellas. El amor nos reitera nuestra animalidad. nuestra fuerza creativa para con la realidad, viola entonces toda posibilidad de encadenarlo a esos presupuestos; en lo animal no entendemos de realizaciones o progresiones, si liberamos el acto amoroso y sexual del yugo de lo moral estaremos aun paso de entrar a un sentido extra-moral. No existe un deseo de creer en la perfección en el sentido extra-moral, sólo de un acontecer, de la inocencia del devenir que reúne y aleja lo deseado, más no al deseo mismo...

 

13

 

Nietzsche concluirá entonces:

 

¿No es el objeto amado, si no nuestros propios deseos lo que en realidad amamos? Todo el conocimiento es un asombrarnos por nuestras capacidades, por lo puesto en juego por lo humano; nadie puede sostener ahora la posibilidad del conocimiento por el conocimiento mismo: tal cosa no existe, siempre estamos en la búsqueda de salvar nuestra alma, de vivir a base de la utilización de esos conocimientos, de alejarnos de una vida dura en la incertidumbre: ella nos duele profundamente, por ello inventamos triquiñuelas mentales como: el yo, a dios, al saber.

Y por tanto el ser del hombre es crear; crear fuera de lo moral es una de sus posibilidades, sin la perversión de lo Bueno y de lo malo.

¿Quién lograra tener ese bueno y malo para crear con esa fuerza intempestiva del corazón y la razón clavada en las entrañas?

¿Quién puede decir en vez de amor, un esto: un aquí y ahora dado por la inocencia de la vida, alguien quien no desea poner motes a la cosas, degenerando así su ser más íntimo, disfrutando de lo que es el instante: el suceder, el dar-se en un auto-reconocimiento en otro que, se busca, se pierde y se encuentra en otro sin cesar? Sólo quien es tan fuerte para no arrepentirse de esa locura, que no tiene miedo a olvidarse, a caer en la ilusión de la vida, en el dolor más grande que trae el placer más intenso –el desbordarse y querer su caída en otro, su ocaso (como Zaratustra al bajar de su montaña) tendrá ocasión de entender ese sentido extra-moral;   un a la vida, un goce obtenido en vida nos clava en un contrato que, al vernos rumiar y acongojarnos estúpidamente, nos escupe cuando queremos hablar como sufrientes o decepcionados: ya disfrutamos de la vida, arrepentirnos de ella es parte de la mugre de esta existencia: ¡ayudémosles a morir a todos los decepcionados y mal-logrados! 

¡Son parte de la promesa de un trasmundo, quieren tener la ofrenda de la felicidad eterna, no desean sufrir –es connatural a lo vivo sufrir sin la promesa de la felicidad- porquería cristiana sin más, debería ser arrancada de la vida toda esa bazofia, ese sería el verdadero amor de un Dios!

 

14

Sexo y razón. Quien ama, y entiendo lo extra-moral del sentir entiende dos cosas simples, el sexo y la razón.

 El sexo como parte de la expresión animal, un desbordarse en otro, gracias a la fuerza al goce sin sentido, por el placer. El placer como parte de un festejo por re-encontrarse con el todo, la individuación del ser es un desgajarse en un dolor eterno, perdernos nos hace penetrar en ese dolor y gozar del mismo, lo tocamos tan profundamente que produce un estado estético levado.

La razón como producto del cuerpo, concede el entender el sentimiento trágico de la vida; no ocultándose lo pernicioso del acto de poseer a lo amado, de gozar con el cuerpo. Bueno y malo significan ahora para la razón partes de un todo, que solo señalamos en extremos tontamente, reconoce ahora, simplemente diferencias de grado, más no ya contrarios.

15

La razón llega a un estado estoico de la existencia. Entiende como los viejos estoicos que placer y dolor no encajan en nuestras denominaciones de lo bueno y malo. Lo que sucede en la vida sólo es aprehendido por la razón defectuosamente es excedido por el sentir.

 

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